martes, diciembre 25, 2007

Consagración al Inmaculado Corazón de María





Virgen de Fátima, Madre de Misericordia, Reina del Cielo y de la Tierra, refugio de los pecadores, nosotros, adhirièndonos al Movimiento Mariano, nos consagramos de un modo especialicìmo a tu Corazòn Inmaculado.


Con este acto de consagraciòn queremos vivir contigo y por medio de Tì, todos los compromisos asumidos por nuestra consagraciòn bautismal; nos comprometemos a realizar en nosotros esa conversiòn interior, tan requerida por el evangelio, que nos libre de todo apego a nosotros mismos y a los fàciles compromisos con el mundo, para estar, como Tù solo disponibles para hacer siempre la voluntad del Padre.


Y mientras queremos confiarte, Madre dulcìsima y misericordiosa, nuestra existencia y vocaciòn cristiana, para que Tù dispongas de ellas para Tus designios de salvaciòn en esta hora decisiva que pesa sobre el mundo, nos comprometemos a vivirla segùn tus deseos, en particular por lo que se refiere a un renovado espìritu de oraciòn y de penitencia, a la participaciòn ferborosa en la celebraciòn de la Eucaristìa y el apostolado, al rezo diario del Santo Rosario y a un austero modo de vida, conforme al evangelio, que sea un buèn ejemplo para todos en la observancia de la ley de Dios, en el ejercicio de las virtudes cristianas, especialmente de la pureza.


Te prometemos también estar unidos al Santo Padre, a la Jerarquía y a nuestros sacerdotes, para oponer asì una barrera al proceso de contestaciòn al Magisterio, que amenaza los fundamentos mismos de la Iglesia.


Bajo Tú protección queremos tambièn ser los apóstoles de esta tan necesaria unidad de oración y de amor al Papa sobre el cuàl invocamos de Tì una especial protecciòn.
Finanlmente, te protemos llevar a las almas con las cuàl entremos en contacto, en cuanto nos sea posible, a una renovada devociòn hacia Tì.


Concientes de que el ateìsmo ha hecho naufragar en la fe a un gran nùmero de fieles, de que la desacralizaciòn ha entrado en el Templo Santo de Dios, de que el mal y el pecado se propagan cada ves mas en el mundo, nos atravemos a levantar, confiados, los ojos a Tì, Madre de Jesùs y Madre nuestra misericordiosa y poderosa, y tambièn hoy, invocar y esperar de Tì la salvaciòn para todos tus hijos. ¡ Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María !

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